Hacemos extensible la noticia que nos acaba de llegar del delegado de Solidaridad de Líbano-Siria, Banjat Azrie, donde nos cuenta cómo está la situación en Líbano en estos momentos.
«Desde hace una semana, el Líbano un país que intentó estar al margen de los conflictos a su alrededor y que vive desde varios años en una crisis económica y social muy fuerte, está envuelto en la sombra oscura de la guerra: con ataques que han llevado la vida y han herido muchos inocentes, entre ellos más de 35 niños.
Tristeza y rabia se mezclan, Inquietud y ansia vuelven a renacer en los corazones… La memoria de otros tiempos juega una pesadilla y quita el sueño (el de dormir y el de la vida) de muchos. Decisiones diarias congeladas por la incertidumbre de lo que, todavía, puede pasar.
Nuestros Hermanos y Comunidad Educativa en Champville y Nuestra Señora de Lourdes (Jbeil Amchit) han arrancado el curso, pero han tenido que parar algunos días por temor a la seguridad de los alumnos. En el Equipo de Animación Líbano Siria (EALS) vamos a reflexionar sobre cuál debe ser nuestra respuesta solidaria como Maristas de Champagnat ante estos acontecimientos.
Nuestros Hermanos en Fratelli, más cerca de la línea de fuego al sur del país, siguen intentado dar respuesta a las necesidades de los niños, jóvenes y mujeres, para ellos es verdadero Oasis de encuentro y apoyo.
¿Será una “nueva” guerra? No sabemos lo que nos espera. Pero si sabemos en quien podemos esperar: Sabemos confiar. Sabemos que esperamos La Vida. Sabemos ponernos en las manos de quien lo sabe todo y sabe que la última respuesta es la del Amor: disponible y entregado. Sin heroísmos, pero también sin rendirse a la fatalidad que nos quieren imponer. Sabemos que la paz y la solidaridad es nuestra única esperanza. Es lo que sabemos como Maristas: Estar y Esperar.
Queridos Maristas de Champagnat, os pedimos que nos unáis a nosotros en esta esperanza encendiendo una vela: luz de paz para todos los países que sufren de la violenta maquinaria de la guerra, sobre todo para los niños y jóvenes.»
Con Champagnat, concluimos repitiendo con lágrimas: “Vous le savez, Mon Dieu !”