» Eran las 08.15 de la mañana de un sábado cualquiera y por la puerta de la sede Fuensanta empezaban a aparecer animadores en dirección a la sala de grupos para tener una mini reunión informativa acerca de lo que desarrollaríamos un par de horas más tarde en Alicante. Para ellos también había muchas sorpresas pues desde el equipo de coordinación se había guardado con recelo la información, añadiendo así un plus de ilusión que se reflejaba en los ojos de todos cada uno de los animadores, a pesar del madrugón.

Al salir de la sala empezaba el encuentro de verdad… saludar a los participantes, tratar de resolver las dudas de los padres, esperar a alguno que se le habían pegado las sábanas… y todos al bus! Comenzaba un viaje hacia la celebración de un comienzo, de un origen, … de un sueño, el de Marcelino, que reuniría en Alicante a 400 personas.

Una vez allí, y después de la motivación del día, teníamos una misión… conseguir el ‘kit para seguir a Marcelino’. Con un mapa y ganas de ver lo que les esperaba, los grupos salían en busca de las distintas pruebas que tenían que conseguir para encontrar ‘la fórmula mágica’ para ser un buen seguidor de Champagnat. Esas recompensas eran dulces, tenían forma de chuche, y cada chuche un mensaje, un valor… que debemos vivir si queremos ser maristas de corazón: espíritu de familia, la presencia, espíritu de trabajo, pasarlo bien juntos, la regla de oro, ….

Después hubo tiempo para compartir en la comida y seguir disfrutando de la tarde con un rato de animación muy divertido que dio paso a un tiempo de reflexión para sacar conclusiones de lo vivido.  Se iba acercando el momento culmen de nuestra celebración: la Eucaristía. Pero no era una cualquiera, era una Eucaristía en la que dábamos gracias por pertenecer a la familia marista, por todas las personas que desde 1817 han trabajado para que nosotros estuviésemos allí. Y cuando celebramos algo tan importante es necesario vestirse para la ocasión… y qué mejor que con una camiseta de Grupos con el lema ‘volver al origen para empezar de nuevo’ y recordar que todo empezó con un sueño. Ahora la pregunta que tocaba hacerse yendo al origen de ese sueño era: ‘¿Cómo puedes seguir construyendo el sueño de Champagnat desde lo que vives en grupos?’

Y llegó el momento… 400 personas en la capilla del cole cantando, sonriendo y compartiendo, unidos desde nuestro ser cristianos maristas. Fue la guinda de la tarta de esos 200 años que cumplimos con la responsabilidad de seguir ayudando a construir ese sueño de un mundo con cristianos coherentes con su fe y ciudadanos comprometidos con su mundo. Y para que no se nos olvide, cada ciudad recibió una chispa, nos  llevamos algo más que un recuerdo a nuestras ciudades, nos trajimos  la Luz de Jesús a nuestros Grupos».

Podéis ver las fotos aquí.

Elena González Alcázar 

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